martes, 5 de marzo de 2013

BIZCOCHO MARROQUÍ DE ÉCIJA.

Desde que participe en el concurso que organizó El Corte Ingles y Radio Voz estas Navidades, el presidente del Jurado Javier Mosquera, que me encanto hablar con el, pues demostraba todo el amor que tiene por este mundo, el comento que había recuperado una receta antigua, que se componía de yemas y azúcar...ese fue el detonante por el que me entró el gusanillo.

Buscando por Internet un bizcocho que se pareciese al Capuchino, encontré que en Écija el Convento de la Purísima Concepción  hacen un Bizcocho Marroquí, que es un secreto, y por su textura vi que era similar, continué investigando y encontré el blog Cocina Vintage, que escribían la receta tal cual de un libro del Siglo XIX, me puse con ello, la modifiqué un poco por la propia experiencia que tengo con los bizcochos Capuchinos, que son muy delicados en su horneado.
Decoré con tres bombones Ferrero Rocher.
Su textura es cremosa, frágil y exquisita , nada que ver con su nombre... Bizcocho...
Y en versión Mini...
INGREDIENTES:
  • 360 gr. yema líquida.
  • 2 huevos enteros.
  • 350 gr. azúcar.
  • 80 gr. de Maizena tostada (la tostamos un poco en una sartén).
  • 1 cucharadita de Vainilla.
PREPARACIÓN:

Precalentamos el horno a 160º y forramos un molde con papel de hornear, tratando que nos suba por los laterales, para poder retirar el bizcocho con facilidad.

Las dos claras las montamos con el azúcar.

Juntamos las yemas con las claras y montamos hasta que triplique su volumen.

Esta crema la echamos en un bol metálico y la vamos a cocinar al baño maría, hasta que cuaje un poco, pero sin parar de batir.

Retiramos del calor y le agregamos finamente espolvoreada la Maizena,  mediante un colador, para que no se nos formen grumos, no paramos de revolver con movimientos envolventes hasta que la mezcla se nos vaya enfriando.

Agregamos la mezcla en el molde forrado, lo tapamos superficialmente con un papel de aluminio.

Horneamos a 160º en la rejilla, con la bandeja del horno con agua, en la guia inferior de la rejilla en donde tenemos el bizcocho (NO SUMERGIDA EN ELLA), para que se humedezca el horno y no se nos tueste excesivamente las paredes y  base, ya que las yemas son muy delicadas en el horneado.

El tiempo aproximado es entre 30 o 35 minutos, pero lo mejor es vigilarlo y pincharlo con una aguja y observar si esta nos sale seca.

Retiramos del horno y dejamos enfriar.



Glaseamos a pinceladas la superficie del bizcocho con un almíbar denso (200 gr. azúcar, 1 cucharadita de cacao y un poco de agua), cuando se nos va enfriando la glasa (se vuelve arenosa) le agregamos un poquito de agua y llevamos de nuevo al fuego, repitiendo el pincelado, hasta formar una capa gordita de glasa.

Estos Bizcochos los presentan cortados previamente en triángulos y luego glaseados, ya que cuando los cortas la glasa se rompe, pero a mi me gustaba más entero para presentarlo, aunque se me rompa en el corte.


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